Se piensa que es normal ver a los niños en situación de calle. En la conciencia colectiva del vulgo hay muchas respuestas mediocres para explicar su existencia que dejan de lado la solución: falta de conciencia de sus padres, “ganas de procrear sin saber”, embarazos adolescentes e ignorancia del pueblo. Todo esto genera una decadencia más profunda al traer familia al mundo.
No obstante, detrás de un niño en la calle hay mucho dolor, años de maltrato y de sufrimiento. Hay problemas que no se resolvieron (y que siguen sin resolverse). Hay una labor que como sociedad no hemos hecho… y ellos pagan las consecuencias Y nosotros y los nuestros, después de ellos.
Debo resaltar que dije años. Son 365 días de sufrimiento, de violencia en el hogar, de maltrato, de negligencia y flojera por no saber cómo educar e ir “sobre la marcha”, de indiferencia social… De acuerdo con datos de Unicef y OMS, hoy mismo ‒como cada día‒ morirán dos niños menores de 14 años víctimas de violencia. El DIF recibirá por lo menos cuatro casos de violencia contra infantes (que en realidad son 400, porque por cada caso que se presenta, estimamos que hay por lo menos 100 que no se denuncian), de los cuales al menos el 76% es responsabilidad de uno de los padres. ¿Y los que se salvan? Algunos siguen resistiendo la violencia y otros saldrán a las calles a sobrevivir.
No es extraño escuchar de la educación con violencia en el hogar, tampoco es extraña la indiferencia de la gente que, al presenciarla, simplemente la permite. (Aunque no en todos los casos, porque admito que hay muchas personas que aisladamente hacemos un esfuerzo por evitarlo al presenciarlo). En este sentido, pareciera un colmo social que, después de no impedir el maltrato, nos indigne o nos alarme la existencia de más de 95 mil niños mexicanos sobrevivientes del maltrato extremo que han salido a vivir en las calles.
¿Se dan cuenta de que para estos niños vivir en la calle es mejor alternativa que vivir en casa? ¿Pueden ver que en otros casos es tal vez la única? ¿Pueden imaginar lo que debe haber vivido, sentido o pensado un pequeño que depende de los demás para sobrevivir, que por naturaleza esperaba amor y calor, para tomar esa decisión?
Los niños de la calle se enfrentan día con día a la indiferencia, al rechazo, al hambre, al analfabetismo (con la falta de oportunidades que implica), al trabajo forzado, a los abusos, a la violencia, al secuestro, a la pederastia y a la muerte. No es extraño que la inocencia se acabe de tajo ante estas circunstancias y que, al sobrevivir, los niños caigan en desesperación, drogadicción, depresión o delincuencia.
Resulta evidente que las respuestas de nuestra sociedad no han sido lo suficientemente eficaces para evitar este dolor, esta sociopatía. Mientras hablamos, eso mismo sucede afuera. No hay registros eficaces de seguimiento de casos, de denuncias, trabajo social exhaustivo, estadísticas actualizadas constantemente ni otras medidas que, incluso en los nuevos referentes de políticas públicas (como 10 por la infancia y 25 al 25), aún no se perciben. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Antes que nada, necesitamos con urgencia una forma de alimentar los datos transparentemente y en tiempo real. Enseguida es necesaria una serie de estrategias de acción preventiva de indigencia infantil.
En OMAFANI tenemos la propuesta Ángeles Vigías para ayudar a subsanar la falta de información actualizada, y el programa Maestros de Vida, para apoyar la erradicación de la ignorancia y la negligencia de los padres. Además, contamos con otras medidas más para diferentes actores de nuestra sociedad en torno al mejoramiento de la calidad de vida de los infantes. Y, como nosotros, hay muchas organizaciones preocupadas y ocupadas en el tema.
No obstante, el sistema judicial y de desarrollo social en México aún debe promover la obligatoriedad en la educación y formación de los habitantes en la paternidad, el seguimiento a los casos con alto riesgo de sociopatía, la garantía de seguridad infantil y la impunidad de las violaciones a los derechos de los niños, sea cual sea el nivel de violación. Se necesita también practicidad y creatividad en las medidas judiciales correctivas y preventivas.
Urge la participación DIRIGIDA de la sociedad civil, la concientización DIRIGIDA de todos los habitantes pero, sobre todo, urge la SENSIBILIZACIÓN Y EL EJEMPLO PRÁCTICO de todos los miembros de cualquier poder en México. Por mucho que hablemos de soluciones, no lograremos nada significativo si no predicamos con el ejemplo desde el ámbito más íntimo.
Como dije antes, mientras hablamos hoy, afuera siguen lastimando y matando a nuestros niños. La población indigente infantil sigue incrementándose. Y cuando sean mayores, si sobreviven, se convertirán normalmente en el horror que hemos permitido y los atacaremos como sociedad (tal como sucede hoy en día con cualquier tipo de delincuencia). No podemos seguir por ese camino. Estaríamos locos si pretendiéramos obtener resultados diferentes haciendo más de lo mismo.
¡Hagamos algo distinto! Definamos soluciones que ataquen lo urgente y otras que ataquen lo importante o, como digo, soluciones “analgésico” y soluciones “antibiótico”. Los problemas urgentes requieren medidas drásticas. Tenemos algunas para analizar. ¡Hagámoslo ahora! Fuera de intereses particulares o de diplomacias. Dejemos de ofendernos o de esperar consideraciones Esto es una emergencia social, no es una causa benéfica para atender.
Desde el 2012 que iniciamos cabildeos hasta el 2025 que terminen de cumplirse los objetivos vislumbrados hasta hoy, ¿cuántas muertes y golpes más vamos a permitir? Hoy somos mayordomos de algo enorme. La autoridad es definida siempre por un orden universal que no podemos comprender. No importa la forma de gobierno o de elección. Al final, el poder es el poder hacer, el poder permitir… o no. La prueba de esta mayordomía es que un día, que con toda seguridad llegará, dejaremos todo en este mundo para entregar cuentas de lo que hicimos el día que nos percatamos de que aún podíamos extender nuestros propios límites ¡y hacer algo extraordinario por alguien que lo necesitó! ¿Qué haremos?
Hoy puede ser ese día, el día en que TODOS nos demos cuenta de que, al final, los pequeños de la calle, los que están y los que van a estar a partir de mañana son, en realidad, hijos de todos nosotros, EL DÍA DE TOMAR LA RESPONSABILIDAD PERSONALMENTE. ¡Que se note! El que tenga el poder que lo use ya.
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